Ahora que el último recital es historia y la gira "Black Ice Tour" en escala argentina también, una sucesión de imágenes quedan como fiel registro de lo que fue. Y lo que fue es una andanada de hard rock en estado incandescente con un Brian Johnson de eterna boinita, que tras la arrolladora "Rock and Roll train" de la última placa prededida por un frenético video,que si bien es ferroviario nos pone en autos de lo que vendrá, aclara que "habla muy poquitito español" entonces de ahí en más palo y a la bolsa. Y lo que fue es un guitarrista, Angus Young, que es un show en si mismo porque a la calidad con el instrumento le suma los consabidos saltitos, los cuernitos, la cara de desquiciado y que cuando corre por la pasarela extasia a ese mar de brazos, voces y cuerpos que más que oirlo quisiera tocarlo y adorarlo como el dios que es de la guitarra. Una bestia de los escenarios que repite el ritual del striptease inconcluso con una maestría y una actitud que confirman toda su grandeza. Leer nota
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