sábado, 18 de julio de 2009

El Horror es lo cotidiano

Primero me tomo cuatro o cinco tequilas antes de actuar, porque no sé si vamos a encontrar al candidato y ejecutarlo. Llegado el momento, con o sin testigos del grupo, todavía calentito el cuerpo, lo pongo boca abajo, en el borde de un sillón o silla, y le dejo caer el machete, siempre con las dos manos para tener fuerza y que no me rebote el golpe con el hueso de la columna. Después meto la cabeza en una toalla, o con las ropas del muerto la envuelvo para que le salga toda la sangre, porque me enseñaron que las venas del cuello están cargadas de sangre..." Leer nota

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