Ningún valor hay más decisivo en el arte que la capacidad de fundar un mundo propio. El oficio, los recursos técnicos, la pasión, la disciplina, la entrega, son buenos aliados a la hora de crear. Pero nada es tan valioso como el mundo propio conseguido, el milagro estético de una personalidad convertida en arte. Ese es el verdadero reto de la creación.Federico García Lorca, Pablo Neruda, Geoges Brassens, Bob Dylan, son dueños plenipotenciarios de su mundo. En cuanto uno escribe, canta y se acerca a ellos, todas las palabras suenan a Lorca, a Neruda, a Brassans, a Dylan.Ocurre lo mismo con Joaquín Sabina. Leer nota
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