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Después del accidente cerebrovascular que lo puso al borde del KO, Joaquín Sabina resucitó con un disco íntimo, oscuro y diferente en el que la mujer más importante era su hija adolescente. Ahora, tras la gira con Serrat, anunció que la salud y la felicidad doméstica no lo inspiraban tanto. Por eso, le ofreció a su amigo el poeta y novelista Benjamín Prado, recién separado, compartir ese dolor para escribir un disco. Vinagre y rosas es lo que viene a presentar el miércoles en la cancha de Boca. Y Romper una canción (Alfaguara), el libro de Prado que cuenta esa aventura, es un paseo por “la sala de máquinas” de esas canciones. Leer nota
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