lunes, 1 de marzo de 2010

Tim Burton

Mi sensibilidad es masiva y personal
Hay proyectos con los que, uno diría, Tim Burton habrá soñado toda su vida, hasta que finalmente pudo concretarlos. Charlie y la fábrica de chocolate es uno de ellos. Sweeney Todd, otro. Se supondría que, ese debería ser también el caso de Alicia en el País de las Maravillas, que reúne varias de las constantes de lo que suele identificarse como mundo Burton: la combinación de ingenuidad y perversidad infantil, el desborde fantasioso–imaginativo y, sobre todo, esa cualidad de autonomía absoluta, de universo paralelo, esencial a la obra de Lewis Carroll... y a la del propio Burton. Leer nota

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