El caso de León Gieco (Cañada Rosquín, Santa Fe, 1951) resulta ejemplar dentro del rock argentino; frente a tanta estrella sobrevolando las nubes, Gieco siempre ha parecido tener los pies bien aferrados al suelo. Su obra se inicia en 1973 con producción de su amigo Gustavo Santaolalla y ya desde el principio su música le debe tanto al folclore argentino y la tradición folk yanqui (con dejes dylanianos) como al rock, mientras se adentra en temáticas de compromiso social, a veces de forma directa y otras (cuando había que sortear la censura) con metáforas fácilmente comprensibles para oyentes receptivos.
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