
Dice que no bajó. Que las fotos todavía flotan, reales. Que,  cuando le tocó, trató de estar a la altura de lo que estaba viviendo. Hace unos  días protagonizó un momento que pasará a la historia: actuó frente a la multitud  más grande que se haya reunido en el país. Dos millones de personas, de fiesta  hasta las dos de la mañana, coreando, bailando, saltando, celebrando sus  canciones. Fito Páez dice que se siente un privilegiado. Y hace su lectura, sin  medias tintas: “Lo que pasó fue tan fuerte que es inapelable”. 
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