Yann Tiersen tiene baterista, sintetizador y distorsiona la guitarra. Hoy Yann Tiersen hace bailar. Y no es que se haya cansado de
Amélie (cuya banda sonora lo popularizó fuera de Europa) ni de la orquesta de París ni de su amigo Dominique A., que puso la voz en cuatro de sus discos. Sí se cansó del piano, no lo quiere más en el escenario. Y también de la rutina, que él reconoce cuando está a punto de tocar y piensa "ojalá que el show termine rápido". Ahí es cuando se siente "horrible", pone un freno y se esconde del mundo, para cambiar.
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