sábado, 10 de julio de 2010

Javier Malosetti “El cuerpo me pedía que rockeara un poco más”

Seis meses han pasado de la epopeya de Luis Alberto Spinetta en Vélez pero, para quienes tocaron y para quienes lo vieron, el tiempo parece congelado en una dimensión sagrada. Es una suerte de reminiscencia cíclica que escarba el alma cada vez que vuelve, un hito del que se hablará sin fecha de vencimiento, como Woodstock, o el Nashville de Dylan y los proyectiles, o la vez que Pappo se despidió de la “vida rockera” en el Cosquín campero, que cada quien define a su manera. Para Javier Malosetti, uno de los enfermos más enfermos de la obra del Flaco, se trató del hecho musical del siglo. “De éste y del que pasó”, se emociona el rubión alto, agazapado bajo la calefacción exterior de un bar de Palermo. “Almendra, Invisible, Pescado, los Socios, todo en la misma noche. Leer nota

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