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El punto no es “Gates of Delirium”, la maravillosa pieza de 22 minutos compuesta por Jon Anderson, Steve Howe, Patrick Moraz y Chris Squire, que abre Relayer (1974), un pelito después de que a Rick Wakeman le había dado por eyectar de Yes “cansado” del yoga, la comida vegetariana, el orientalismo y los temas interminables del antecesor, Tales from Topographic Oceans (1973). No es esa exégesis épica, antibélica y descomunal que muchos pensaron como la más acabada del grupo británico. No, al menos, para Chris Squire, bajista y único sobreviviente de cuando Yes empezó a existir en un club de Londres, en 1968. Para él es “Perpetual Change”, suya y de Anderson, que cierra The Yes Album, de 1970.
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