Charlar con Joaquín Sabina es, desde el punto de vista periodístico, una nota jugosa garantizada, con títulos, bajada y recuadros que se imaginan interesantes apenas el hombre de Ubeda comienza a hablar. Difícil desaprovechar a un entrevistado que agradece la llegada a un país con el que declara seguir teniendo “una relación de amantes” (“todavía no nos hemos casado, todavía no me duele la cabeza a la hora de coger”, la define). O que sentencia que “el amor perjudica a las canciones de amor”, una verdad comprobable diariamente, pero pocas veces tan bien expresada.
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