El problema de la pedofilia ha alcanzado los titulares de los medios de comunicación aquí en Europa. El último, el sacerdote católico italiano que abusaba de niños y los inducía a las drogas. Por eso, la medida que ha tomado el gobierno alemán nos parece justa y necesaria. Ante todo la defensa del niño cuando es objeto sexual de aquellos que ni siquiera respetan a los más indefensos dentro de una sociedad de ansias, búsquedas sin metas, que pisotean lo más sagrado que nos ha dado la naturaleza: la infancia, en su increíble inocencia de abrir los ojos maravillados ante todo lo nuevo que se le va presentando en su marcha hacia la vida.
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