Pero casi dos horas antes había elegido empezar la noche con un set incendiario y a volumen feroz (“Mientes”, “Ella se perdió”, “Cucamonga Dance”, “Diana”; todo el mejor Tango Aznar-García); el teatro a tono, en llamas, levantaba un metro del piso cada butaca. Ahí el tipo se descolgó el bajo, transpirado; le alcanzaron una toalla para secarse la cara y dijo: “Arranqué con el final del show, ¿no?”. Leer nota
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