Octavo disco de estudio de Ismael Serrano y otra vez una declaración completa de principios. A dos años de su último trabajo (Acuérdate de vivir), y con 24 meses de giras maratónicas en el medio, el cantautor madrileño sigue firme en la brecha: canciones puntillosamente escritas, un lenguaje que bucea en la introspección y elude la metáfora gruesa y la frase supuestamente ingeniosa, y una temática ya recurrente en su obra (el amor y el desamor, el estado de las cosas, la inconsistencia de un mundo corroído por la tiranía del mercado, la apelación al compromiso social).
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