El hombre y la máquina. El cuero y el beat. La madera y el metal. Cuatro hombres de negro envueltos en un tsunami de sonido. En el escenario: sangre, sudor y lágrimas. Metal Flamenco, folclore punk, milonga dark y distorsión para todos. La armonia del aullido y las puñaladas criminales de la melodía. La mirada suspendida en lo alto de un sueño o un viaje, seguida de la carcajada de un tipo con mil vidas transcurridas en un solo cuerpo. La fugacidad del tiempo y el millón de anéctodas. Una guitarra acústica llena de cicatrices, memoria de caricias y zarpazos.
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