domingo, 15 de noviembre de 2009

Alfredo Casero

Salvemos a Buenos Aires
Por qué será que últimamente la entrada y salida de la Capital Federal es un cachengue infernal al cual de a poco, muy lentamente, nos vamos acostumbrando como si fuera una enfermedad a la cual nos vamos asociando con el hablar al pedo de las radios? Miles de autos, cientos de miles de autos con una persona adentro, cuanto mucho dos. ¿Cuánto más caro es ordenar inteligentemente el tráfico? ¿Cuánto cuesta? Si hace falta algo más me dicen. ¿Por qué vivimos mal en una ciudad que se supone que tiene que estar ordenada en un momento crítico de su historia? (momento crítico de la historia de México DF: cuando la pudieron organizar y no lo hicieron, ponele). Leer nota

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