martes, 17 de noviembre de 2009

Carlos Fuentes

El único camino posible es el de la despenalización de las drogas
No será la única cortesía, la destreza para sincronizar el abotonado del saco mientras se levanta del asiento y estrecha la mano. La diplomacia de ese caballero, ¿impone a la tarde la perfección de su letanía o acaso acomoda al rango de su huésped el ritmo en que debe encuadrar su sombra, escurrir la luz del sol y desprender las hojas de los tilos? "Los novelistas estamos aquí para no dejar vivir tranquilos", lanza, al explicar el móvil de la novela que lo trajo a Buenos Aires, Adán en Edén (Alfaguara), donde un hombre de empresa poderoso observa cómo está siendo minado el país por los narcotraficantes, en complicidad con la corrupción del poder, y decide ganarles a los criminales en su propio juego: "Siendo más criminal que ellos". Leer nota

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