Van Gogh terminó su vida en 1890, a los 37 años, en la más extraña y trágica situación. Era cada vez más reconocido -al menos por la vanguardia parisina- como un artista brillante. Pero también estaba enfermo. ¿De qué manera se entrecruzaban su arte y la enfermedad? ¿La pintura era cura o síntoma? Van Gogh contempló las dos posibilidades. Leer nota
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