Pocos mitos modernos sobre el arte han sido tan persistentes e irritantes como la llamada muerte de la pintura, a menos que se trate, por supuesto, de la creencia de que la pintura abstracta y la figurativa son como aceite y agua, que nunca se unen. Las dos ideas están emparentadas. La insistencia modernista en la separación de la representación y la abstracción privó a la pintura de una vitalidad esencial. Ambos conceptos tienen conocidos defensores, y en mi opinión ambos parecen... bueno, muy del siglo XX.
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