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La industria del rock argentino supo rápidamente que la década 00 sería diferente a la anterior. En 2001, la crisis social, económica, política y financiera partió al medio también al campo musical: para unos cuantos se replicaron los festivales masivos y para otros se pauperizaron la estructura de negocios y la infraestructura de servicios. Muy pocos zafaron del golpe. En eso andaba el rock argentino cuando el incendio en el boliche República Cromañón arrasó con los que quedaban cerca del suelo y les dio miedo de bajar a los que habían quedado flotando en sus nombres. Tras una década bipolar y sin movilidad social para las bandas, en 2010 el rock reprodujo ese mismo modelo.
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