Cuando era chico, Víctor Heredia aprendía de memoria los versos de Yupanqui para  cantarlos. Desde entonces, supo que lo que quería hacer era lo mismo que don  Atahualpa: plasmar la realidad de su pueblo. Cuentan que su papá, un laborioso  contador, escuchaba música y le facilitaba la tarea a su hijo. Así, un Heredia  casi adolescente debutó en el escenario de Cosquín y se consagró como uno de los  más grandes cantautores en la historia musical de América Latina.Heredia sacó el año pasado un nuevo disco, Ciudadano, que fue la excusa perfecta para salir a recorrer algunos países. Estuvo en España, Francia, Israel, Colombia, Chile, Brasil y Paraguay. “Hicimos conciertos impensados, estuve poco en la Argentina. Fue un año extraordinario”, cuenta Heredia, tal vez asombrado. Leer nota completa
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