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“Trataron de llevarme a rehabilitación y dije no, no, no.” La artista que grabó eso, que llevó esa frase a sonar en los oídos de millones y millones de personas, cumplió el sábado con el curso prefijado y se despidió de este barrio. Otro cadáver joven, de la edad del poker de jotas de Jimi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison y Brian Jones, de la edad del pibe de Seattle que se fue con una sobredosis de plomo. Cuando se conoció la noticia, entre los periodistas dedicados a la música hubo de todo menos sorpresa. Como sucedió con otra noticia conocida un sábado, la de Cobain, el cable que señalaba que habían hallado muerta a Amy Winehouse fue un final que todos conocían, que solo estaba esperando su día y hora, el momento de salir a la luz. Fue curioso que las primeras necrológicas señalaran que la cantante había “luchado contra la adicción”.
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