Juan José Campanella observa las medialunas esparcidas por el escritorio y trata de alejar la mirada. El hombre se prepara, con calma, una especie de licuado de proteínas y cuenta que está a dieta, que el trabajo paralelo en
El hombre de tu vida y
Metegol lo hizo subir mucho de peso y que ese líquido viscoso y blanco que va a beber sabe mucho mejor de lo que parece. No ofrece probarlo. Acaso sea mejor.
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