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“La verdad es que lo recomiendo, porque enseña cosas que son muy importantes para escribir: escuchar, desconfiar de ti mismo, negociar.” Benjamín Prado dice eso después de bromear un poco sobre la importancia del ego en un artista y como conclusión de siete meses de trabajo compartido con Joaquín Sabina para configurar las letras de las canciones de Vinagre y rosas, el último disco del cantautor. Esa experiencia de composición conjunta está contada en detalle y sin contractura alguna en Romper una canción, el libro que Prado vino a presentar esta semana en Buenos Aires, una crónica cargada de anécdotas y tragos que expande el viaje a Praga que ambos hicieron a comienzos del año pasado en tren de “concentración” hacia atrás en el tiempo, encuentros con figuras de la talla de Gabriel García Márquez y Rafael Alberti –por citar un par, nomás.
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