
Podría ser el último capítulo del diario más famoso. Otto Frank o Pim, a secas como Ana lo inmortalizó, se sentó a leer el enorme manuscrito con el que su hija se escapaba del agobio y del encierro de la casa del fondo. Podría haber sido, por ejemplo, el pasaje del viernes 5 de mayo de 1944:
"Querida Kitty: papá no está satisfecho. Esperaba que después de su charla conmigo, dejara de subir todas las noches al cuarto de Peter" .
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