
En 1972, Anderson compuso y grabó el disco para convertirlo inmediatamente en un clásico del rock progresivo. El álbum se situó en el primer puesto de la lista Billboard y tuvo un tremendo éxito e impacto en todo el mundo, lanzando al estrellato el nombre de Gerald Bostock, un niño de ocho años ficticio, inventado por el cantante. Leer nota
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