En cada uno de ellos —en el cruce de calles
asfaltadas o no; frente a la escuela primaria del lugar; en el terreno que el
concierto convierte, momentáneamente, en plaza adornada, en sitio de reunión— Silvio y sus músicos han compartido las
excelencias de sus sonidos, la complejidad de sus palabras. “Es un momento
mágico”, me dijo un amigo latinoamericano, en uno de esos barrios, a principios
de este año. Leer nota
No hay comentarios:
Publicar un comentario