Asistir a un show de Páez en este formato intimista es un privilegio, porque él lo hace "de taquito" mientras el público goza espontáneamente.
El amplio escenario del Auditorio del Sodre lució despojado, solo con el piano al centro y una cálida ambientación lograda con efectos lumínicos. Páez apareció vestido de negro, tomando un vaso de agua, y con muy buena disposición para interactuar con los presentes. De hecho, entre canción y canción hizo comentarios de todo tipo: elogió a varios colegas (como Charly García y Gerardo Gandini, éste último fallecido en marzo), bromeó sobre su talento en el piano cuando se entregó a piezas instrumentales y filosofó sobre "las pugnas estéticas entre las altas culturas y las bajas". "¡Tocar una hora y media parece fácil che, pero mirá que no es así!", dijo a las dos mil personas que pedían más. Leer nota completa
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