El quinto álbum de Skay Beilinson, secundado por su banda de siempre -que cambió de nombre (ahora son Los Fakires) pero no de integrantes-, es probablemente el más abierto, sónica y estilísticamente, de toda su carrera solista. Quizá porque ya definitivamente afianzado en esta etapa post Redondos, llegó la hora de tomarse libertades y hacer algunas cosas que se "estaba debiendo", como
confesaba a este cronista. La luna hueca es un álbum con la idea de viaje, con letras que indagan en preocupaciones existenciales o se estructuran como pequeñas fábulas, y sonidos que traen ecos de lugares lejanos, especialmente de Medio Oriente, que siempre ha estado presente en la música de Skay.
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