Mi relación con la música brasileña tuvo un comienzo natural. Siempre me sedujo el claroscuro entre la alegría de la música y lo nostálgico de la poesía. Creo que su riqueza pasa por ahí, por ese contraste: la virtud de decir las cosas más desgarradoras con una rítmica y una melodía totalmente contrastantes. También tuvo su importancia el hecho de haber tocado con Maria Creuza: recuerdo escuchar el disco Vinicius en La fusa en casa cuando niño y después, ya como músico, irme de gira con ella. Tiempo atrás, yo formaba parte de un grupo que se llamaba El Terceto, y con el viejo Norberto Minichillo empezamos a hacer cosas de Jobim y de Gismonti. Y, por supuesto, también de Chico Buarque, de quien grabamos algunos temas, hace como quince años. Empezamos a cantar dentro de lo que era el panorama jazzístico y era pura fascinación estar tocando esa musica. Creo que hay mucho que aprender de la concepción y de las influencias que los artistas brasileños dejaron entrar en su arte. Leer nota
No hay comentarios:
Publicar un comentario