martes, 26 de enero de 2010
Historia creativa de la hipocondría
Este recorrido por una galería célebre de enfermos imaginarios- de Boswell a Darwin, pasando por Proust y Warhol- desnuda la ansiedad y los temores que existen en la relación con el cuerpo, y explora el nexo entre hipocondría y creación artística. Además un libro de relatos sobre enfermedad y contagios. El sábado 6 de agosto de 1763, James Boswell, que tenía entonces veintidós años, abordó el paquebote Príncipe de Gales en Harwich, en la costa de Essex. El barco tenía por destino el puerto holandés de Helvoetsluys, desde donde Boswell se trasladó hasta la ciudad universitaria de Utrecht, en la cual, a insistencia de su padre, el escritor escocés iba a estudiar Derecho. Se lo castigaba por su escandalosa vida en Londres –en los últimos tiempos se había convertido al catolicismo y había tenido un hijo ilegítimo al que nunca vería–, pero nada de eso explica del todo su estado de ánimo desolado en los días anteriores a su partida para Holanda. Leer nota
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