miércoles, 14 de julio de 2010

Bebe: el toro y el minino

Le tenían ganas. Vaya que sí. 20 minutos pasaban de las diez de la noche cuando Bebe avanzó al reencuentro con sus admiradores madrileños después de cuatro años largos de poca tocata y mucha fuga. "Estoy como un flan", confesaría ella poco después, ataviada con un mono azul y negro, el pelo desmelenado y más recatada de lo que imaginábamos, algo rígida frente al micrófono. Esta noche, en Puerta del Ángel, no tocaba presumir de piernas guapas y larguísimas. La ciudad, al acecho en la anochecida; la artista, en la encrucijada donde confluyen la responsabilidad y la emoción. Leer nota

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