Eric Clapton sale puntual y casi no saluda. No necesita palabras para ganarse a  la gente. Es como es. Sobrio, parco, calmo. La barba como siempre: a medio  afeitar. Y los lentes angostos apenas alcanzan a cubrir sus ojos chicos. La  luna, que asoma tras la San Martín alta, está llena. Igual que aquella  inolvidable noche primaveral de 1990, en ese mismo lugar (River), cuando este  guitar hero de la historia universal del rock daba uno de los mejores shows que  se hayan visto en Argentina. Más eléctrico que acústico, mágico y estrellado,  así fue aquél. Leer nota
domingo, 16 de octubre de 2011
Eric Clapton : Cómo cancelar deudas con la nostalgia
Eric Clapton sale puntual y casi no saluda. No necesita palabras para ganarse a  la gente. Es como es. Sobrio, parco, calmo. La barba como siempre: a medio  afeitar. Y los lentes angostos apenas alcanzan a cubrir sus ojos chicos. La  luna, que asoma tras la San Martín alta, está llena. Igual que aquella  inolvidable noche primaveral de 1990, en ese mismo lugar (River), cuando este  guitar hero de la historia universal del rock daba uno de los mejores shows que  se hayan visto en Argentina. Más eléctrico que acústico, mágico y estrellado,  así fue aquél. Leer nota
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