jueves, 10 de septiembre de 2009

George Orwell

En Barcelona, Tim Robbins denuncia la video-vigilancia ciudadana con la puesta teatral de 1984, en los EE.UU. activistas alertan sobre un posible plan de Obama para controlar las redes sociales y en Buenos Aires Richard Stallman dejó a sus oyentes perplejos con la posibilidad de que todos seamos espiados. Vaya suerte la de George Orwell. Su antiutopía cunde como reguero de pólvora a la sombra de la tecnología. Ya no van a dejarlo en paz. Claro que el Gran Hermano, por suerte o por desgracia, no disfruta de los mismos beneficios en el primer y el tercer mundo. Bastará mirar lo difícil que resulta cumplir con el plan de seguridad en la Argentina, donde sólo se instaló el 20 por ciento de las cámaras vigilantes que prometió el gobierno. Pero todo llega, está profetizado. Y la vigilancia incluye e-mails, servidores y redes sociales. No sólo camaritas. Leer nota

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