Desde el afiche de promoción se podía adivinar que el enfoque que Martin Scorsese le iba a aplicar a su documental sobre George Harrison no iba a ser convencional: un George con rostro de 1965 emergiendo sobre un mar azul. Se nota que es un fotomontaje, una construcción, pero también es toda una señal que provoca desconcierto. ¿Es un hombre que, efectivamente, emerge? ¿Es alguien que logra mantenerse a flote en un mar de contradicciones? ¿O es un hombre que espera ser devorado por las aguas?
Leer nota
No hay comentarios:
Publicar un comentario