El 24 de marzo de 1976, un grupo de presos políticos escucha que se abren las puertas del pabellón que los aloja. Hace un año y tres meses que están encerrados allí, desde diciembre de 1974.
Antes de llegar al penal fueron torturados durante semanas.
No tienen baño en sus celdas y deben cagar en una lata y mear en un frasco. No tienen recreos ni pueden hacer gimnasia. No pueden leer ni escribir. No pueden hablar con nadie. Son requisados y golpeados casi todos los días desde que llegaron al penal. Nota aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario