Sólo el que viva una sensación parecida podría llegar a entender lo que despierta La Renga en cada recital. La razón para transitar por largas horas las rutas argentinas y reencontrarse con la banda de sus sueños. Soportar fríos, lluvias o lo que sea. Especialmente para verlos arriba de un escenario y alimentar el alma con felicidad pura. O quizás no, para transformarlo en un hecho único en los tiempos que corren.
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