Se sucedieron en el escenario de Porreres dos horas de tensión, de sobrecarga de fuerza y una larga canción, pues apenas hubo parón entre tema y tema, además de la cuestión estilística que atiene a toda la música de Manu Chao: ese característico mestizaje de ska, punk, rock, pop, reggae y sones latinos que funciona como telón de fondo (a veces más rápido, otras más lento y con menor intensidad) para todos sus temas.
Comenzaron con la potencia sonora, preparando este telón de fondo del que hablábamos, ese humus musical chaoísta –si se me permite el adjetivo–, los miembros de La Ventura, banda con la que el cantante franco-español ha vuelto a Mallorca–la última vez estuvo hace dos años en Inca–. Primero, irrumpe sobre las tablas Gambeat, al bajo, junto con el batería Philippe Teboul, para a renglón seguido entrar fuerte el guitarrista Madjid Fahem. La estrella refulge después, micro en mano, y saludando: "¿Qué pasa por la calle?" Leer nota
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