Una reciente mañana calurosa en esta ciudad capital los feligreses llenaban la ornamentada Basílica Anchiskhati del siglo VI. Las mu jeres rezaban y besaban imágenes mientras el coro Anchiskhati cantaba armónicamente cánticos polifónicos sorprendentes.
Se trata de una escena habitual en Georgia, un país del Cáucaso donde los cánticos a tres voces reverberan a través del aire cargado de incienso en las iglesias antiguas. El orgullo nacionalista y la creciente fuerza de la iglesia ortodoxa georgiana se entrelazan con un renacimiento de su antigua música sacra polifónica, reprimida durante el régimen soviético. Leer nota
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