domingo, 3 de octubre de 2010

Padre Carlos Mugica : Memoria al borde de la autopista

A la conciencia de Buenos Aires se le está por clavar una espina. Y el pinchazo será señal de que algo florece en la Villa 31 de Retiro. Ahí, en los pasillos donde el mapa del prejuicio ubica a los peores demonios, los vecinos planean hacer un monumento de treinta metros de altura. Una suerte de Obelisco alternativo, que reafirmará la voluntad de resistir los desalojos poniendo bien arriba al número que identifica al barrio, y dedicando un espacio especial al recuerdo del Padre Mugica. “Villa 31-Carlos Mugica”, se leerá a lo lejos, y el resto de los porteños tendrá que admitir la presencia del pobrerío que no deja de humillar y graba –sobre un pilar abandonado de las autopistas que construyó la dictadura– su propio nombre junto al de un cura que se jugó por la justicia. Leer nota

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