Mucho antes de que Marilyn Manson nos asustase con su gesto siniestro e incluso antes de que Kiss lo haga, Alice Cooper -sí, con nombre de chica y cara de enviado de Satán- ya se había convertido en la pesadilla de la clase conservadora de medio mundo. Pero hoy, a 40 años de su primer éxito, con toda el agua que corrió bajo el puente, y más allá del fervor de sus fans más acérrimos, ¿qué atractivo representa ver un show de Alice Cooper?
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