
Para todos los terrenales era un domingo común y corriente, de esos insulsos que suelen pasar sin dejar huella, pero para la fiel jauría que se iba juntando de a poco en las inmediaciones del mítico lugar ubicado en la calle Balcarce, no era otro día mas, LPQLP estaba a pocas horas de volver a tocar y eso hacía que las ansias fueran incrementándose a cada minuto. Leer nota
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