Cuando apenas era conocido por la mayoría, Pedro Guerra formaba parte de mi selecto club de amigos cantantes, así los llamaba una querida amiga. Yo le descubría a veces nuevos autores, se los hacía escuchar y a menudo ella me preguntaba: ¿y éste también es amigo tuyo?, y luego se sonreía.
Ella se interesaba por mis amigos y en sus canciones, en reconocerlas y sentirlas, en disfrutarlas y hacerlas también suyas, me acompañaba a los teatros para vivirlas en directo y a menudo se emocionaba. Pedro fue uno de aquellos “amigos” míos, y al poco tiempo también fue el suyo, ella se enamoró de Pedro y de sus canciones y lo disfrutó mucho en lo sucesivo. Leer nota
Que buen dibujo!
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