Ese caudal de rumbos, nutrido de anécdotas, melodías y decisiones nunca facilistas, envolvió a Raly Barrionuevo como motor de su noveno disco,
Rodar , que editó, por primera vez, en forma independiente. Con él, a los 40 años, el santiagueño explora, además de su huella (y su sombra) por los caminos, nuevas formas para hablar de la memoria y del rol del cantor popular junto a las voces de la identidad campesina, entre el dolor y la alegría.
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