A las 21.50 del viernes, en el Luna Park, tras apagarse las luces, comenzó en una pantalla una cuenta regresiva que se detenía de forma aleatoria entre decenas y que terminó su periplo en el número 27 , el título del nuevo disco de Andrés Ciro Martínez y sus Persas, el segundo de su trayectoria como solista.
Según la interpretación de los sueños que brindan los jugadores, el 27 significa el peine, un artefacto que limpia a los piojos (el 87). Y, si se juzga por la cantidad de remeras de los asistentes (y no es un detalle menor, ya que estos fans siempre consumieron merchanding de manera fuerte), el 27 le ganó al 87 por varios cuerpos, tanto fuera del estadio con la venta de manteros como dentro, con la oficial. Punto a favor para Ciro, más allá de que los cantos del público fueran dirigidos a su antigua banda. Leer nota
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