Mucho ha llovido desde aquella máxima del conde de Lautréamont, "bello como el encuentro fortuito de una máquina de coser y un paraguas sobre una mesa de disección", la cual configura uno de los rasgos más distintivos del irracionalismo surrealista: la conjunción de realidades inconexas, desarticuladas o incluso contradictorias, y que sin duda fue todo un precedente en artistas como Duchamp, Magritte, Modigliani, Dalí, Picabia o Man Ray.
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