El triángulo es éste: Enrique Santos Discépolo, Joaquín Sabina y Ástor Piazzolla. Entre neones y birras, las caras ejercen inspiración pastillera y custodian, en la web, las letras que suelta el grupo. Por ejemplo “Crisis”, el disco de 2008 que alarga la vena rockera: “yo no creo en ese cuento del destino,/qué es lo bueno, qué es lo malo,/soy buen hombre y ya./¡Me juego el corazón!”
Plena de matices y sugerencias químicas, la banda es un organismo que sigue manteniendo un buen crecimiento sin artilugios mediáticos.
Así, por ejemplo, el piso de público que grita ‘pastillas es poesía, es rocanrol’, sirve de apoyatura para contar la más ‘realista’ de las historias de este grupo. Leer nota
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