A comienzos de los años setenta un veinteañero Carlos Santana trababa amistad con un guitarrista británico de jazz formado en la exigente escuela de Miles Davis. Era John McLaughlin, quien iniciaría al joven de Jalisco en los secretos de su portentosa técnica y en los arcanos de la meditación y el budismo. Ambos eran seguidores de la doctrina del gurú Sri Chimnoy, y de ese interés por la sabiduría asiática nació en 1973 un disco llamado
Love, devotion & surrender.
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