Los médicos creían que las sanguijuelas, que chupaban la sangre, curaban a los enfermos.
No hace mucho, aplicando el sentido común se descubrió que las sangrías no ayudaban a los enfermos, sino que los debilitaban y les apresuraban la muerte.
Desde lejos, pero desde cerca, envío un abrazo de muchos brazos a los pobladores de Famatina, que no se dejan engañar con esos cuentos de las sanguijuelas modernas, que te venden buena salud mientras te acompañan al cementerio.
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