sábado, 15 de mayo de 2010

Quién narra las fisuras de Latinoamérica

Cristian Alarcón piensa en voz alta: "...es imposible borrar mi diferencia, que es demasiado notoria y, por lo tanto, sustancial. Por eso, no voy a tratar de impostar un pibe chorro (en Cuando me muera quiero que me toquen cumbia, su primer libro) ni un narco chileno-argentino (en Si me querés quereme transa, el que acaba de editar por Norma)". Ahora, viajemos al pasado, años 90.
Ingresa por primera vez a una villa. Está incómodo: siente que lo van a tomar por un "gay burgués" que está tratando de robarles el secreto de sus vidas (o el alma); vacila sobre si seguir; cree que va a ser imposible evitar ser tomado como un traficante (pero de relatos de desgracias). Con el paso de los años, el territorio se lo certifica: será imposible borrar la diferencia. Querer asimilarse, mimetizarse derivó en fantochadas como las excursiones a la miseria que promovió la TV, excursiones a la villa concebidas como blanqueo de imagen, como acto de demagogia. Leer nota

No hay comentarios:

Publicar un comentario